miércoles, 16 de noviembre de 2011

La hora de Izquierda Unida




En realidad es la hora de la Izquierda Alternativa. LA HORA con mayúsculas. Después de un largo periodo de tiempo de predicación en el desierto, de estoica defensa de los ideales contra viento y marea y de heroica resistencia ante el alud neoliberal, que, desde la década de los 80, desató una ofensiva despiadada contra los ideales socialistas, ha llegado la hora de recoger frutos.

Hemos denunciado los excesos del capital cuando la economía venía de "vacas gordas", la infamia del empleo basura, el abaratamiento del despido, las privatizaciones y recordado, por activa y por pasiva, que un 9% de paro, en época de crecimiento del PIB, era execrable. Anunciamos, durante los 90, la debacle que irremediablemente se venía, mientras soportabamos como muchos sonreían y nos miraban como a bichos raros en nuestros barrios, universidades ó trabajos.

Ahora los vientos vienen a favor, y eso que me aterro cada vez que pienso en el largo camino que aún nos queda por recorrer. Pero ya no es raro escuchar a bastantes personas que en nuestras calles hablan de la creación de una banca pública, el control de los mercados y la democratización de nuestra sociedad y su economía. De la génesis de un mundo gobernado y regido por los Derechos Humanos y no por los privilegios de 200 familias.

El domingo ganará el Partido Popular, probablemente con una importante mayoría. Pero creo que esto no hará más que acrecentar las profundas contradicciones a las que ha llegado el modelo neoliberal. El colapso que Marx predijo y el agotamiento de su papel histórico, caen ahora como fruta madura sobre la conciencia de los especuladores. Supongo que deben tener una sensación parecida a la que experimentó Newton cuando fue golpeado por aquella manzana que cayó del árbol. La certeza de que la historia tiene un rumbo imposible de controlar.

La victoria de la derecha provocará nuevos y virulentos ataques contra los derechos sociales de los trabajadores. Esto profundizará en la herida abierta y en la lucha de clases, agudizando los conflictos e invitando a miles de obreros a sumarse a la larga tradición de las reivindicaciones socialistas.

Inevitablemente, corresponde a Izquierda Unida, al 15M y a todos los movimientos, sindicatos y partidos inmersos en esta lucha mundial, el liderar un movimiento global que entregue el control de la sociedad planetaria y de sus medios de producción a la clase trabajadora.

Si hasta Carlos Carnicero, reconocido social-demócrata de "la tercera via", asume la necesidad obligatoria de un claro giro a la izquierda para detener el totalitarismo mercantil, es que ha llegado LA HORA. En España y en el mundo. 

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